Archipiélago 2023
El Hierro volverá a ser el centro del mundo
En mayo de 2022, unas semanas antes de la edición de Archipiélago de aquel año, estaba nublado en Arenas Blancas, una pequeña playa del municipio de Frontera en la isla de El Hierro. Al pie de unas montañas volcánicas, completamente negras, hay arena fina y blanca que se extiende hacia el este, en dirección contraria al viento que la llevó hasta allí. En ese pequeño rincón de la isla los alisios no colisionan con la masa montañosa, sino que la sobrevuelan y depositan arena blanca del Sáhara. En la ladera de estas montañas negras se encuentra el pueblo de Sabinosa, uno de los tantos de El Hierro que celebran la danza tradicional de la Virgen de los Reyes y cuyo ritmo conecta directamente con la investigación que los comisarios de Archipiélago han desarrollado entre 2018 y 2023, que en esta edición se cierra a la espera de nuevas perspectivas.
Según algunas de las personas que participan en la danza de la Virgen de los Reyes, sus ritmos provienen de la herencia prehispánica de los bereberes y los bimbaches. Así, El Hierro quizá es la tierra más al poniente a la que ha llegado la mutación musical que se ha extendido por el norte de África, influida por instrumentos que llegaron por la Ruta de la Seda. Archipiélago ha cubierto ese viaje de este a oeste a través de los conciertos programados desde 2018 —también ordenados de levante a poniente— de Mohammad Reza Mortazavi (Irán), Saba Alizadeh (Irán), Mazaher (Egipto), Nadah El Shazly (Egipto), Ammar 808 (Túnez) y Asmâa Hamzaoui y Bnat Timbouktou (Marruecos). Como punto final de esta investigación, los ritmos de El Hierro condensan el discurso de Archipiélago: señalar géneros musicales y modos de escucha alternativos al de los centros culturales de Europa y Estados Unidos; demostrar que la geografía de la música es distinta a la geografía política que habitualmente se nos enseña.
El Hierro no es una isla volcánica cualquiera. Durante siglos se consideró el meridiano cero hasta que fue reemplazado por el meridiano de Greenwich en la Conferencia Internacional del Meridiano de 1884. Esto sucedió después de que Reino Unido estandarizara la medida del tiempo para el resto del planeta en 1840, a través de la compañía ferroviaria Great Western Railway. El Hierro, a medio camino entre África, Europa y América del Sur, es una metáfora de toda aquella música que escapa del poderoso entramado de medios occidentales que dictaminan el gusto, la presencia e incluso los honorarios de los músicos de la escena experimental. El Hierro volverá a ser el centro del mundo.
Programa
Los investigadores y comisarios de Archipiélago presentan las nociones teóricas, geopolíticas, históricas, musicales e ideológicas con las que han construido el relato de El Hierro volverá a ser el centro del mundo. Desde 2018 se ha combinado la programación de conciertos con una investigación sobre la importancia de la tradición como forma de transmisión de conocimiento vivo y no como parte de un pasado inamovible. Una exploración que arrancó cuestionando el concepto de experimentación musical desde una pluralidad de geografías, épocas, genealogías, géneros y narrativas, pero que en 2022 evolucionó hacia aspectos más materialistas y propuso un análisis en torno a las corrientes marinas, los vientos y las rutas comerciales para entender las mutaciones musicales en distintas partes del mundo. En ese análisis de corrientes y vientos tuvieron especial importancia los alisios, que soplan de este a oeste a nivel del mar y mecieron los barcos de expoliadores y esclavistas hasta el continente americano. No es casualidad que El Hierro fuera la isla elegida por Cristóbal Colón para realizar su segundo viaje a las Américas en 1493, una vez que ya había descubierto, de manera fortuita en su primer viaje, esta corriente de viento. De ahí que la conexión entre El Hierro y Venezuela hoy sea tan palpable en la identidad del archipiélago canario.
Tras dar cierto espacio al audiovisual en 2022, la edición 2023 de Archipiélago proyecta Eles transportan a morte (2021), una película escrita y dirigida por la compostelana Helena Girón y el tinerfeño Samuel M. Delgado. El filme parte de una canción —A contratiempo (Carabelas de Colón), de Chicho Sánchez Ferlosio— y es, además, un ejemplo de cómo el diseño sonoro se convierte en un elemento narrativo y plástico indivisible de la puesta en escena. Girón y Delgado trabajaron con los colombianos Camilo Sanabria, compositor de la música de la película, y Carlos E. García, conocido diseñador de sonido de El abrazo de la serpiente (2015), de Ciro Guerra, o Tierra adentro (2019), de Mauro Colombo, donde la presencia de sonidos de la selva primaria que divide Panamá y Colombia recuerda al de los bosques de laurisilva de Tenerife. La trama se sitúa en 1492, año que representa el inicio del proyecto de dominación occidental y que aún hoy se celebra como el descubrimiento del “Nuevo Mundo”. Sin embargo, la película plantea un giro en el viaje colombino, lleno de citas al arte y la cinefilia que hablan de la muerte, el suicidio y el duelo como un elemento geológico y mágico conectado por el magma, como ya hizo el dúo de cineastas en Montañas ardientes que vomitan fuego (2016). Athanasius Kircher, Ana Mendieta o Sam Peckinpah son algunas de las pistas que este relato ofrece para observar y escuchar desde un lugar insólito el viaje de las carabelas.
Se cuenta que en 1546 un barco, en su viaje hacia el continente americano, estaba entre la punta de La Restinga y el faro de Orchilla, una zona de la costa sur de El Hierro llamada el Mar de las Calmas, donde las embarcaciones se resguardaban de los vientos alisios gracias a las laderas de El Julan. Cuando los alimentos a bordo se terminaron, los pastores bajaron hasta la costa para proveer de provisiones a la tripulación, la cual les correspondió con una talla de la Virgen María. Según el relato, este intercambio hizo cambiar los vientos y el barco pudo partir hacia el oeste, dejando atrás la isla. Los pastores guardaron la talla en una cueva y desde 1643, cuando se le atribuyó el fin de una sequía, comenzó la costumbre de festejar la Bajada de la Virgen, una celebración en la que los bailarines trasladan la talla por una ruta de distintos pueblos, acompañada de canciones para pitos, flautas, chácaras y tambores que marcan un ritmo sincopado que conserva la herencia de la música de los bimbaches y bereberes que habitaban la isla antes de ser invadida por el reino de Castilla.
El canto a tenore es una forma de polifonía dentro de la cultura pastoral de Cerdeña. Los grupos están formados por cuatro voces: bassu, contra, boche y mesu boche. Reunidos en círculo, los intérpretes entonan el timbre profundo y gutural de los bassu y contra. Según la etnomusicóloga polaca Bożena Muszkalska, en Cerdeña se piensa que el canto a tenore vincula a pastores, rebaños y montañas. De esta forma, la voz solista (boche) es asimilable a la de un pastor que le habla a sus animales, mientras el coro se encarga de crear la réplica no humana. En ocasiones los tenores aprovechan la resonancia de cuevas y formaciones rocosas para hacer aún más inmersivo su canto. En esta edición de Archipiélago se intenta recrear esta resonancia en una escalera de granito ubicada en el sureste del Edificio Sabatini, de la mano del ensemble sardo Tenores di Bitti “Mialinu Pira”, activo desde 1995 y formado por Omar Bandinu, Bachisio Pira, Arcangelo Pittudu y Marco Serra. Proclamado Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO en 2004, el canto a tenore se considera vulnerable por el declive de la cultura pastoral y el aumento del turismo en Cerdeña, que provocan transformaciones en la diversidad del repertorio.
DJ Travella es un músico y productor de Dar es-Salam, la ciudad más grande de Tanzania —país donde casi la mitad de sus habitantes son adolescentes— cuyo crecimiento demográfico preludia que será una de las tres urbes más pobladas del planeta a finales de este siglo y uno de los centros neurálgicos de la geopolítica actual. A día de hoy esta ciudad, la antigua capital de Tanzania, aloja uno de los puertos construidos por la China Harbour Engineering Company, desde donde la superpotencia extrae minerales como el litio, utilizado en la fabricación de las baterías que podrían ser una alternativa sostenible a otras fuentes energéticas sin reducir el consumo global. DJ Travella pertenece a la llamada generación Z y es exponente de una nueva ola de productores tanzanos que han conseguido llevar el singeli, un género netamente local, al circuito internacional de la música de baile electrónica y, de paso, abrirlo a otro tipo de influencias más propias de lo que se entiende por sonido urbano en Occidente. El singeli, sinónimo de velocidad y júbilo, bebe de géneros como el taarab, el mchiriku, el bongo flava y el sebene. Esta música ya formó parte de la programación de Archipélago 2019, de la mano de Bamba Pana (responsable de los célebres estudios Pamoja) y el rapero Makaveli.
Dj Diaki es el nombre artístico del maliense Diaki Kone. Continúa, junto a DJ Sandji, el camino abierto por Seydou Bagayoko, pionero del balani show, un género con gran aceptación desde la década de 1990 entre la juventud de enclaves como Bamako (Malí). Al decaer su popularidad en la ciudad, el balani show se aceleró en fiestas articuladas en torno a sound systems en zonas rurales. Balani significa “bala pequeño” en referencia al balafón, un instrumento melódico de percusión afinada de África Occidental con un papel muy importante en ceremonias y eventos sociales. Sus estructuras rítmicas son clave en este tipo de música, que conviven con elementos procedentes del coupé-décalé y el soukous. En manos de DJ Diaki, el balani show se convierte, en sus propias palabras, en balani fou (“balani loco” en francés) debido a que el tempo se eleva a los 190-200 BPM, poniéndolo en diálogo con otro género tan vertiginoso como el singeli tanzano. Lo que hoy se denomina Bali y Tanzania quedó conectado por una ruta que atraviesa el Sáhara desde la llamada Edad de Hiero, hace unos 4000 años, cuando la migración Bantú se extendió por el continente desde Sudáfrica a Mali, Kenia y Tanzania.
Como cierre de esta edición de Archipiélago, se presenta la performance conjunta de estos embajadores del balani show y el singeli respectivamente, dos de los géneros musicales que han agitado las pistas de baile más desprejuiciadas de todo el mundo. De la mano del veterano DJ Diaki y de la prominente figura que es DJ Travella, esta colaboración especial servirá para demostrar que no nos encontramos frente a una moda pasajera, sino ante un sonido contemporáneo con plena vigencia. Para las tres sesiones DJ, se cuenta con un dispositivo de altavoces que convierte el jardín del Edificio Sabatini en un espacio inmersivo para el baile.