A partir de la publicación En torno al vídeo (Bonet, Dols, Mercader, Muntadas), en 1980, se abre un proceso de institucionalización del vídeo que, afirmándose a través de diferentes hitos enmarcados en las políticas culturales de los años ochenta y noventa, comienzan a desplazar todo el potencial comunicativo e ideológico que venía adscrito al medio, reconduciéndolo hacia la oportunidad artística.