Doble espacio rosa

Joan Hernández Pijuan trabajó desde sus inicios en el campo de la abstracción. El espacio y el vacío son protagonistas de una obra marcada por el estudio detallado de la escala, las proporciones y la medida. Igualmente característica es su economía de medios técnicos y el manejo de la monocromía, descubriendo la utilización del negro como color en la segunda mitad de los cincuenta, cuando practicaba planteamientos derivados de la Action Painting norteamericana. Doble espacio rosa documenta el momento en que, según declaraciones del propio artista, encuentra un lenguaje propio en el que acentúa su investigación espacial. En las obras de esta etapa predominan superficies vacías y líneas de corte que configuran planos fragmentados, sustentados en la memoria del espacio abierto de los parajes de su infancia: la Segarra leridana y la Masía de Folquer, donde instala su taller en su madurez. El desarrollo de su extensa trayectoria se caracteriza por la progresiva resolución de la correspondencia plástica con el espacio, de la modulación del color y del diálogo con el soporte cuya materia, calidad o textura configuran elementos básicos de la imagen que proyecta una pintura que aspira a ser esencial.