Juventud

José Clará se dejó influir por la escultura clásica de Miguel Ángel y desarrolló su discurso escultórico a partir de su viaje a París en 1900, del contacto personal con Auguste Rodin y Aristide Maillol, y de su amistad, a partir de 1906, con el escritor Eugenio d’Ors, que en estos años maduraba las teorías artísticas que darían lugar en 1911 al noucentisme. Clará llegó a ser uno de los principales representantes de este movimiento artístico catalanista que buscó, por la vía de la autenticidad y la conexión con los fundamentos culturales de esa tierra, un renacimiento artístico de los valores de serenidad y belleza del clasicismo. La escultura en mármol Juventud, de cronología algo tardía respecto al modelo noucentista, muestra la permanencia, bien entrado el siglo XX, de modelos clasicistas finiseculares de resistencia a las vanguardias, y responde a las características del noucentisme de Clará: la visión clásica, intemporal, de la figura humana, la temática alegórica, la búsqueda de la perfección y armonía de las formas, el aprecio por la materia en toda su pureza y la combinación del ideal clásico de belleza rotunda según un canon universal. Una visión, no obstante, aderezada con algunos elementos de objetividad y cercanía al modelo real.

Carmen Fernández Aparicio