Le roi guerrier (El rey guerrero)
Joan Miró
- Fecha:1981
- Materia:Bronce
- Técnica:Fundición a la cera perdida y patinado
- Dimensiones:123,5 x 61,5 x 39,5 cm
- Edición/Nº de ejemplar:Ejemplar nominativo
- Categoría: Escultura
- Año de ingreso:1988
- Nº de registro:AS10576
Entre 1928 y 1934 Joan Miró se acerca a las técnicas del collage y de la construcción de objetos como una práctica anti-pictórica de rebelión frente a los conceptos tradicionales del arte. En su último período, a partir de los años sesenta, se propone crear una serie de obras que mantengan su antigua y fascinante atracción por el objeto, pero con una inequívoca voluntad de constituirse en corpus escultórico, que le conduce a la utilización de una técnica milenaria de esta disciplina: la fundición. La colección de esculturas de Miró del Museo Reina Sofía, compuesta por 43 obras fechadas entre 1967 y 1981, responde a este criterio. Son obras que surgen a partir de los más variados y siempre humildes objetos, y que tras un largo proceso de definición en el que realiza multitud de dibujos y croquis, es finalizado con la fundición y el patinado del bronce en el taller de Parellada de Barcelona. Le roi-guerrier (El rey guerrero, 1969) es una de las esculturas más significativas de la última fase de la obra de Miró. Su plasticidad, la riqueza de su pátina pictórica, que se evidencia en el gran plano central de la figura, y la ironía de su significado, contribuyen a esta calificación. Como su título indica, la obra está dedicada a la idea del poder, que aparece personificado mediante el curioso ensamblaje de objetos: un bastidor para bordar a mano, una cuchara de palo y un gran tablón plano, que le sirven para conformar una figura masculina hierática y de aparente grandiosidad. La visión detallada de los elementos que la constituyen y su vinculación con lo real, llenan de matices esta obra tardía de Miró, un artista que, como hay que recordar, admiró desde su juventud la pieza teatral Ubu Roi de Alfred Jarry, cuya visión del poder parece sobrevolar esta escultura de sus últimos años.
Carmen Fernández Aparicio