Rome Wall (Muro de Roma)

Robert Rauschenberg

Port Arthur, Texas, EE.UU., 1925 - Tampa, Florida, EE.UU., 2008
  • Serie: 
    Portfolio "Rauschenberg/Photographs", New York, Sonnabend Editions, 1980 (Porfolio «Rauschenberg/Fotografías», Nueva York, Sonnabend Editions, 1980)
  • Fecha: 
    1953 / Copia posterior, 1979
  • Técnica: 
    Gelatinobromuro de plata sobre papel
  • Dimensiones: 
    Imagen: 29,6 x 29,6 cm / Soporte: 33,8 x 33,8 cm
  • Edición/Nº de ejemplar: 
    48/50
  • Categoría: 
    Fotografía
  • Año de ingreso: 
    2003
  • Nº de registro: 
    DE01681

Robert Rauschenberg comienza como fotógrafo y continúa siéndolo toda su vida: «Yo nunca he dejado de ser un fotógrafo». Al principio no sabe si quiere ser pintor o fotógrafo y está obsesionado por un proyecto imposible, fotografiar su país palmo a palmo. En el Black Mountain College conoce a fotógrafos como Aaron Siskind o Harry Callahan y también hace sus primeras fotos, como Quiet House–Black Mountain College (Casa silenciosa–Black Mountain College, 1949), una diagonal de luz en la pared de una habitación vacía, que también forma parte de la carpeta Rauschenberg/Photographs (Rauschenberg/Fotografías), editada por la galería Sonnabend de Nueva York en 1980, que contiene 12 fotografías fechadas en los años cincuenta. El deseo de Rauschenberg es trabajar «en el hueco entre el arte y la vida», probablemente su frase más famosa y más citada. Ya desde el principio, la fotografía es el procedimiento para ocupar ese hueco, aunque no el único. Según sus palabras, el interés por la fotografía surge de un conflicto personal entre curiosidad y timidez en el que la cámara es el medio utilizado para defenderse. En aquellos años, los finales de la década de los cuarenta, el arte pasa por un momento sublime, el expresionismo abstracto, al que esta fotografía se acerca en la textura pictórica. Pero también es un retrato roto del dictador soviético, fallecido poco antes de la toma de la foto, realizada en Roma durante un viaje por Europa y el norte de África en el que Rauschenberg termina de decidirse por la provocación, el humor, el juego o la duda: también forman parte de la historia del arte y deben ser utilizados de cuando en cuando, sobre todo en los momentos en que se abuse de la seriedad y el dogmatismo.

Horacio Fernández

Cargando...