Sala 205.09
La Exposición Internacional de 1937: arquitectura, arte y propaganda

El Pabellón Español en la Exposition Internationale des Arts et Techniques dans la Vie Moderne celebrada en París en 1937 fue concebido como un dispositivo de propaganda para defender los logros de la República y mostrar y denunciar la situación por la que atravesaba el pueblo español sumido en la Guerra Civil.

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El Pabellón Español en la Exposition Internationale des Arts et Techniques dans la Vie Moderne celebrada en París en 1937 fue concebido como un dispositivo de propaganda para defender los logros de la República y mostrar y denunciar la situación por la que atravesaba el pueblo español sumido en la Guerra Civil.

Dentro y fuera del Pabellón el arte jugó un importante papel como arma política, tanto con la exposición de obras de arte contemporáneo como con una amplia representación de la cultura y las tradiciones populares nacionales. Todo ello estaba al servicio de un programa ideológico que buscaba por un lado ligar la cultura con el progreso social y por otro confrontar al visitante con las consecuencias de la amenaza fascista. La selección artística partió por un lado del comisariado del pabellón en París, capitaneado por José Gaos y por otro de la Dirección General de Bellas Artes desde Valencia y Madrid. Desde París, los comisarios encargaron obra a los artistas españoles de mayor prestigio dentro y fuera de España: Pablo Picasso, Joan Miró, Alberto y Julio González a los que hay que añadir Alexander Calder y José Gutiérrez Solana, quien mostró una pequeña retrospectiva. No obstante, el grueso de la exposición de arte estuvo reservado a los envíos de la Dirección General de Bellas Artes mediante un concurso convocado a nivel nacional cuya temática era la guerra. De calidad desigual, todas las obras eran de carácter figurativo, mucho más adecuado y objetivo para su fin, según las tesis del realismo socialista que se habían implantado en los años treinta. Entre todas ellas destacó Madrid 1937 (Aviones negros) (1937) de Horacio Ferrer, una obra que como muchas otras de esta sección estuvo desaparecida durante casi 50 años. Fuera de este concurso, la Dirección General de Bellas Artes tuvo especial interés en dedicar además un espacio de homenaje a Francisco Pérez Mateo y Emiliano Barral, dos escultores que habían muerto recientemente en el frente de Madrid.

La mayor parte del pabellón estaba ocupado, no obstante, por grandes fotomurales diseñados por Josep Renau, Director General de Bellas Artes y uno de los ideólogos del pabellón. Estos fotomurales mostraban, con las estrategias visuales más modernas, mapas, gráficos y datos económicos de la República, proyectos culturales como las misiones pedagógicas o las actuaciones sobre la salvaguarda del patrimonio histórico y una presentación de las diferentes regiones españolas. Esta última sección, también coordinada por Renau, se complementaba con una selección de artes populares y trajes regionales en un intento revolucionario por redefinir la cultura tradicional en clave contemporánea, algo fundamental en un país que todavía era mayoritariamente rural.

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