Sala 409
La obra de Federico García Lorca, Poeta en Nueva York, y su denuncia al capitalismo deshumanizador y racista de esta ciudad norteamericana es uno de los pilares conceptuales y políticos del pensamiento del exilio. Dado que la intención de Lorca era que los versos se publicaran acompañados de postales de la ciudad que él mismo había seleccionado, se ha querido destacar en esta sala el papel que tuvo la imagen fotográfica de Nueva York en el imaginario del exilio occidental y la visión de una nueva generación de fotógrafos que huyen del mito y la utopía de la ciudad contemporánea y la retratan desde abajo, dando protagonismo a sus habitantes.
Si bien a comienzos del siglo XX Nueva York encarnaba la imagen de la modernidad utópica, a partir de la Gran Depresión esta idea se trunca radicalmente. Durante estos duros años, se desarrolla un tipo de representación fotográfica a pie de calle, muy alejada de las representaciones cinematográficas idealizadas y de la propaganda patriótica. Por otra parte, Nueva York acogió a numerosas figuras del exilio español, llegando a recibir incluso al Guernica. Por deseo de Picasso, la obra más representativa de la Guerra Civil española se instaló en el MoMA en 1939 y no llegó a España hasta 1981.
La ciudad era un cruce de caminos y el lugar de encuentro donde se daban relaciones tan significativas como la amistad entre la fotógrafa Helen Levitt, nacida en Brooklyn, y el cineasta español Luis Buñuel, que realizó varios documentales en Nueva York, con la colaboración de Levitt, para apoyar a la causa republicana. En su obra, Levitt retrató las zonas más desfavorecidas de Harlem y concretamente a su población infantil, en su mayoría de ascendencia hispana y afroamericana. En sus fotos, Levitt concibe la calle como un espacio de juego y movilidad lírica, reivindicando un humanismo no sentimental que se alinea con alguna de las ideas planteadas por García Lorca.
Otros de los grandes fotógrafos de la época fueron el renombrado fotoperiodista Walker Evans, conocido por documentar exhaustivamente los efectos de la Gran Depresión, del que se incluyen aquí unos retratos en el metro de Nueva York, o Weegee (Arthur H. Fellig), que adquirió notoriedad por su colaboración con los servicios de emergencia y sus reportajes nocturnos. En cualquiera de estos trabajos fotográficos, se enfatiza la importancia de una mirada a pie de calle que otorga protagonismo a las clases más desfavorecidas de la ciudad, al igual que sucede en la famosa película Naked City (La ciudad desnuda), que se muestra también en esta sala. Dirigida por Jules Dassin en 1948 y galardonada con un Oscar a la mejor fotografía un año después, la película es deudora del libro del mismo título que fue publicado por Weegee en 1945, lo que de alguna manera la convierte en un testimonio del alcance estético de este movimiento fotográfico que se fraguó en las calles de Nueva York sin ningún respaldo institucional.