Sala 419
El cuerpo y la casa

Relacionadas vital y conceptualmente con el surrealismo del viejo continente, Louise Bourgeois y Dorothea Tanning comparten amigos, referencias e idas y venidas entre Francia y Nueva York. Ambas bucean en una dimensión liminal, interior y exterior a la vez, de la feminidad, del cuerpo y del hogar, dando forma rotunda a la violencia de las construcciones de género y valorando sus luces y sombras. De alguna manera, su tratamiento del hogar es diametralmente opuesto al del sueño americano, en el que la casa suburbana, luminosa y siempre ordenada, se construye sobre una complaciente e idílica figura femenina, dándola por supuesto.

Obras de la sala

Imágenes de la sala

Sala 419 Sala 419
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Sala 419

Relacionadas vital y conceptualmente con el surrealismo del viejo continente, Louise Bourgeois y Dorothea Tanning comparten amigos, referencias e idas y venidas entre Francia y Nueva York. Ambas bucean en una dimensión liminal, interior y exterior a la vez, de la feminidad, del cuerpo y del hogar, dando forma rotunda a la violencia de las construcciones de género y valorando sus luces y sombras. De alguna manera, su tratamiento del hogar es diametralmente opuesto al del sueño americano, en el que la casa suburbana, luminosa y siempre ordenada, se construye sobre una complaciente e idílica figura femenina, dándola por supuesto.

La obra de Louise Bourgeois y Dorothea Tanning es eminentemente física y táctil, habiendo en ellas una aproximación a lo textil exenta de preciosismo. En el caso de Tanning, son representativas de esta faceta sus esculturas blandas, que desafían cualquier idealización del cuerpo femenino y lo convierten en un ente poderoso, de una fisicidad extrema, movido por fuerzas libidinales propias. En el caso de Bourgeois, la figura de la araña como símbolo de la madre, amenazante y protectora a la vez, conecta con una extensa producción textil y con la propia profesión de su madre como restauradora de telares. Así, la araña que se expone en esta sala «sujeta» una serie de agujas en una pata, remitiendo a esta cuestión autobiográfica. Las mujeres «aguja» son también representativas de este incisivo análisis sobre la condición femenina y la generación de tejidos relaciónales (sociales, familiares) que dependen del propio cuerpo.

Era de esperar que trabajos tan radicales no fueran entendidos en una América conservadora y puritana, ni en un medio artístico con una marcada preferencia por lo óptico. Apelar a la narración biográfica o a la autorrepresentación, al dolor y a su posible reparación, se oponía al supuesto estoicismo con que el artista, oficialmente masculino, soportaba la condición humana. Siendo así, su trabajo se entendió como una desviación y se situó fuera del marco de la institución, por lo que la obra de ambas fue durante mucho tiempo periférica y vivió, como las propias artistas, una suerte de exilio interior. Desde esta posición «suspendida», Tanning y Bourgeois encontraron, cada una a su manera, un espacio propio en el que se entretejían asociaciones simbólicas entre el cuerpo y la casa. Además, en sus trabajos existe una poderosa dimensión literaria y poética, habiendo escrito y publicado libros de poesía o novelas, como Tanning, o haciendo uso del lenguaje en la producción de imágenes, como se puede ver aquí en esta serie de Bourgeois de 1947 titulada He Disappeared into Complete Silence, en la que diferentes fábulas sin posible moraleja contribuyen a la creación de un universo íntimo absurdo tras el que subyacen durísimos comentarios de género.

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