En la misma sala del Monasterio de Santo Domingo de Silos que acogió las obras de Antoni Tàpies y José María Sicilia se puede ver la obra de Joan Miró (Barcelona, 1893 - Palma de Mallorca, 1983), uno de los más emblemáticos artistas españoles. Tras múltiples exposiciones del artista en el edificio Sabatini, dedicadas a aspectos de su trayectoria como Miró Escultor (1986) o Miró Grabador (1987), en esta ocasión se muestran ocho cuadros de gran formato y cinco esculturas en bronce. Todas las obras están realizadas entre 1968 y 1981 y pertenecen a la Colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Los lienzos expuestos en esta exposición son: Sans titre I (Sin título I) de 1973; Femmes, oiseau dans la nuit (Mujeres, pájaro en la noche) de 1974; tres obras tituladas Paysage (Paisaje), una de 1974 y dos de 1976 en formato vertical y horizontal; Oiseau dans l’espace (Pájaro en el espacio) de 1976; Personnages, oiseaux, contellations (Personajes, pájaros, constelaciones) de 1976 y Femme oiseau I (Mujer pájaro I), de 1977.
El lenguaje pictórico empleado por Miró en estos trabajos recoge las influencias espirituales que el artista extrae de Oriente. Los fondos vacíos y los grandes trazos expresan una poética extremadamente personal, que deriva de su trayectoria anterior y recupera algunos de los símbolos más frecuentes en su pintura como el pájaro, la mujer o las estrellas.
Miró contribuye desde 1924 a la constitución del surrealismo pictórico al elaborar composiciones basadas en el azul, la tierra arada, las constelaciones, el sol, la luna y los insectos. En 1932 produce el diseño y la escenografía del ballet Jeux d’Enfants, una experiencia esencial en su desarrollo escultórico posterior, fruto de la investigación plástica que le lleva a constituirse como referente para los artistas del grupo Dau al Set y Antoni Tàpies.
Las esculturas incluidas en esta muestra, Tête dans la nuit (Cabeza en la noche) de 1968; Personnage (Personaje) de 1970; Femme et oiseau (Mujer y pájaro) de 1971; Personnage (Personaje) de 1981 y Le Roi-Guerrier (El Rey-Guerrero) de 1981, son características de su última producción, cuando el artista realiza vaciados en bronce de objetos encontrados y que corresponden con la denominada “poética de lo humilde”.
Miró transmite con asombrosa sencillez a través del juego y la ironía. Conecta con lo ínfimo, lo insignificante, lo sagrado -que no sobrenatural- y trata a los personajes y objetos como pertenecientes a una galaxia mágico-religiosa.
En las obras de esta muestra se aprecia de manera evidente su contacto con las filosofías orientales. En 1966, Miró visita el jardín de piedras del Ryoan-Ji en Kyoto. La conexión con el Zen tiene una fuerte influencia en el desarrollo de la obra de Miró. Al igual que el jardín de este templo budista, el Monasterio de Santo Domingo de Silos es un lugar paradigmático para la contemplación de las obras del artista catalán, que encuentran entre sus muros el espacio de recogimiento y silencio que precisan para mostrar todo su misterio.
Datos de la exposición
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