Con más de ochenta obras, esta exposición supone una nueva aproximación al trabajo de Lucio Fontana (Rosario de Santa Fe, Argentina, 1899 - Varese, Italia, 1968). La muestra se apoya en sus temas fundamentales, pero va más allá de reducir su aportación e investigación plástica a sus célebres buchi (agujeros o perforaciones) o tagli (cortes) que realiza al lienzo. La intención es buscar y analizar el hilo conductor de los interrogantes atemporales presentes en los diferentes estilos y épocas de su producción.
El recorrido cronológico descrito por las piezas reunidas para la exposición pone de manifiesto que Fontana fue un visionario, dado que se adelantó a muchos debates artístico-filosóficos que se desarrollan en las décadas finales del siglo. Fontana fue un hombre y artista de su tiempo, vivió las dos guerras mundiales y los cambios que éstas produjeron en el hombre y fue testigo de las nuevas conquistas de la técnica y la industria, así como de los descubrimientos de la física nuclear y los experimentos en el espacio y en la Tecnología de la comunicación.
La exposición se inicia con su escultura en terracota Figuras negras (1931), lo que revela que el interés de Fontana no está en la renovación formal de la representación del hombre, sino en la consideración de la sustancia primordial, a partir de una figuración que resulta incluso arcaica. Su incursión en el Arte Abstracto en obras como Escultura abstracta (1934), es considerada por algunos expertos como “una fase premonitoria de la abstracción formal y lírica de los años de la posguerra”. De este modo, convierte la materialización de la tensión dinámica entre Figuración y Abstracción en el principal asunto de investigación en sus trabajos, como en Mujer con flores (1948) y Colombina (1949). Franziska Nori, comisaria de la exposición junto con Thomas Messer, indica que en el trabajo de Fontana “la desmaterialización de la obra de arte es un ejemplo más de la búsqueda de nuevos caminos de expresión artística”.
Su superación de la lógica del Expresionismo matérico en pintura y escultura desemboca en sus investigaciones y en la publicación del Manifiesto Blanco. Espacialismo (1947), donde señala que “los artistas anticipan gestos científicos; los gestos científicos provocan siempre gestos artísticos”. La perforación del lienzo primero, y su corte después, −sobre superficies monocromas, siempre tituladas Concepto espacial− supone un hecho nuevo, la conquista de otra dimensión estética, plástica y de percepción, gracias al reconocimiento de un espacio ilimitado.
Como apunta Giovanni Joppolo −historiador del arte y gran especialista en la obra de Fontana−, “el agujero del cual deriva el corte es la tautología del espacio y lleva inmediatamente a las preocupaciones arquitectónicas de Fontana, pero también y sobre todo a la certeza absoluta de que el espacio es una cosa mental”. De esta manera, la tela ya no es soporte de signos para representar objetos materiales, se convierte en superficie de proyección para el espíritu del espectador.
Datos de la exposición
Fundación La Caixa, Palma de Mallorca (22 julio - 13 septiembre, 1998)
Obras de la Colección incluidas en la exposición
Publicaciones del Museo Reina Sofía