Manuel Rivera en Silos

Las dos vertientes más conocidas de la obra de Rivera son la dramática y la lírica, que convergen y se alternan a lo largo de toda su trayectoria artística. Sus comienzos están enraizados en la tradición figurativa, especialmente el retrato, para dar paso rápidamente a la abstracción. La búsqueda y la lucha por salir del material pictórico tradicional en busca del espacio, desemboca en el encuentro con la tela metálica a partir de 1956. Ese año Rivera es seleccionado para representar a España, junto con Millares, en la IV Bienal de São Paulo.

El lado más trágico del trabajo de Rivera ha sido difundido ampliamente por el grupo "El Paso". Este famoso grupo fundado en Madrid en 1957 por Rivera junto con los pintores: Antonio Saura, Manuel Millares, Rafael Canogar, Luis Feito, Antonio Suárez, Juana Francés y Pablo Serrano, y los críticos Manuel Conde y José Ayllón; supone una ruptura revolucionaria en la pintura española de la postguerra. En 1958 el artista es seleccionado para la Bienal de Venecia, en 1981 recibe la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y en 1984 es nombrado Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Desde sus primeras Metamorfosis hasta las últimas Mutaciones, las obras de Rivera expresan el desgarro, las emociones más violentas y el dramatismo, a través de líneas quebradas, espacios de concentración-expansión y formas de tensión, sobre cuya superficie se extiende la gama de los negros.

Esta exposición pone de relieve esta tensión hacia lo sublime y la necesidad de trascender y cómo las obras de Rivera están dotadas de una sutil carga espiritual. Así, las trece obras expuestas, pertenecientes a sus diferentes épocas creativas junto al Libro del Himno de la Creación del Mundo, subrayan la parte más espiritual de la creación del artista.