El medio cinematográfico, desde sus dispositivos y materialidad hasta las temporalidades que convoca, sirve a Rosa Barba (Agrigento, Italia, 1972) para explorar los mecanismos que articulan nuestra época, en la que cualquier posibilidad de ruptura solo puede partir del reconocimiento de una sociedad en la que la diferencia entre trabajo productivo y creatividad no existe y en la que nuestra dependencia de la técnica y los gadgets es casi absoluta. A través de desajustes, paradojas y desplazamientos, la artista desvela los ejercicios de composición de narrativas y los aparatos que las hacen posible. Sus películas e instalaciones desestabilizan los grandes relatos y proponen otras percepciones de lo real, en las que las tecnologías de encuadre y cifrado, los aparatos, se revelan como parte esencial en la organización de nuestras subjetividades, afectos y experiencias.
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