Mientras en España la victoria escenifica una vuelta al orden y comienzan unos años de aislamiento y represión, las naves cargadas de exiliados españoles llegan al nuevo continente en un viaje que revierte al de la Conquista. Para muchos artistas, el exilio se convierte en una oportunidad de cuestionar todas las categorías del pensamiento, contribuyendo a las experiencias y los discursos más radicales de la cultura. La Guerra Fría, consciente del poder de la cultura, utiliza la exposición para rediseñar el nuevo escenario geopolítico, mientras artistas y colectivos dan la vuelta a su dispositivo como forma de resistencia. A partir de los años sesenta, España entra en una nueva fase económica y política que celebra con los fastos de XXV años de paz, aunque estos no convencen ni al exilio ni a los cada vez más fuertes colectivos antifranquistas.
26 noviembre, 2021