La crisis financiera global motivada por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria de 2008 detuvo abruptamente la expansión que la economía española vivía desde los años ochenta y provocó un aumento de las desigualdades y de la precariedad. Los movimientos de ocupación de las plazas, en 2011, supusieron un momento decisivo en la respuesta social a las diferencias entre clases y al empobrecimiento de una gran parte de la población. Estas resistencias múltiples y transversales se inscriben en un ciclo de revueltas globales interconectadas que introdujeron una lógica del común en la lucha por la recomposición de la sociedad. Las acampadas en la calle se convirtieron en una metáfora de la comunidad, una nueva forma de ocupar el espacio público que sucedía a la estética del carnaval del ciclo antiglobalización. Una resistencia afirmativa que propone repensar colectivamente el mundo en el que vivimos.
La era geológica actual se caracteriza por el profundo impacto del ser humano sobre la tierra, cuya actividad ha provocado cambios profundos en el paisaje derivados de crisis climáticas, de pandemias y del consumo depredador de los recursos disponibles: una realidad que desmiente la linealidad del tiempo del progreso y la necesidad de un futuro interconectado y contrapocalíptico; una condición poshumana, como la interpreta Rosi Braidotti, que incorpore no solo a otras especies, sino también a la naturaleza en su conjunto.
Las obras seleccionadas en estas salas identifican el contexto del Mediterráneo como un complejo espacio geopolítico, una de las zonas calientes del planeta y escenario de algunos de los principales conflictos que asolan Europa en el último cuarto de siglo: crisis de civilizaciones, guerras y desplazamientos. Éxodo y vida en común es el último capítulo de la nueva presentación de la Colección del Museo Reina Sofía, que en sus diversas bifurcaciones funciona como un ensayo visual que revisa las derrotas del siglo XX, a las que no son ajenas las condiciones materiales en las que se producen las obras de arte. Entendidas como síntoma y elemento contextual de su momento histórico, también pueden servir de herramienta para cuestionarlo y superarlo.